domingo, 11 de enero de 2009

¿Por qué los niños ferales no pueden llegar a comportarse como seres humanos?



Los niños ferales muestran poca sensibilidad al frío y al calor, visión nocturna y sentido del olfato muy desarrollados; imitan sonidos de animales y prefieren la compañía de éstos a la de los humanos; olfatean la comida que van a ingerir, duermen del anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones; y parecen ser sexualmente indiferentes. De todas formas, estas características dependen del momento en que los abandonen y los encuentren y del grado de interacción con animales y con personas durante su período al margen de la sociedad.

Cuanto más temprano es el aislamiento y más tardío su hallazgo, más difícil es integrar a estas personas en la sociedad. Por este, a veces, nulo contacto con otros seres humanos y por el trato vejatorio que sufren en ocasiones, su educación es extremadamente compleja y a menudo frustrante para los profesionales que se ocupan de su reinserción y para los tutores que las acogen. Suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y es frecuente que mueran jóvenes.


Muchas personas, se preguntarán porqué los niños ferales no se pueden educar fácilmente, para así enseñarles a comportarse como un ser racional, enseñándoles a hablar, escribir, caminar como un humano, etc. Esto no es posible, debido a que existe una edad para el aprendizaje de ciertos aspectos en los niños. Por ejemplo, los bebes comienzan a aprender a decir algunas palabras entre los 12 y 18 meses. Existe una etapa en la que los niños comienzan a aprender a gatear y posteriormente a caminar sobre las dos piernas, con la columna erguida. La mayoría de estos niños, si han convivido desde muy temprana edad con animales, es prácticamente imposible enseñarles a realizar estas cosas tan básicas para el ser humano por este motivo, porque cada aprendizaje tiene un periodo de tiempo para desarrollarse.



Marina R. y Sara G.

Algunas imágenes de diferentes Niños Ferales.

"Niño Lobo", Rusia.
Kamala y Amala, Midnapore.

Amala, Midnaopre.


Genie, Los Ángeles.


"Niña salvaje" en Camboya.




video de Oxana Malaya

http://es.youtube.com/watch?v=qyqbnDjId7g

John Ssabunnya, El verdadero Tarzán.

El caso de John Ssabunnya, se podría decir que es uno de los casos más importantes de niños salvajes, ya que fue el único que a una avanzada edad, aprendió un lenguaje con el que fue capaz de comunicarse con el ser humano.
John, nació hace unos quince años en Uganda, un país de África central.
Su terrible experiencia comenzó y se desarrollo en la selva Africana criado por cinco monos, los cuáles de una raza desconocida. Algunos dicen que podrían ser monos grises, monos verdes, monos de Vervet, monos blancos…Pero otros, como el productor y director de la BBC, James Cutler, van más haya y argumentan que los monos suelen coger más comida de la que van a consumir, comen de manera desordenada y muchos de los alimentos que consiguen bajar de los árboles, se caen al suelo. Por eso no entienden que el pequeño John, fuese encontrado en una delgadez extrema, y con un aspecto totalmente enfermizo. Pero a favor de la historia del verdadero Tarzán, se sabe que la especie de monos Vervet, es la única que tolera a nuevos individuos y que los acoge en su manada.

A John lo encontraron con unos cinco, seis años en la selva de África, dicen que los monos que le acompañaron en su experiencia, al ver que el niño estaba siendo capturado por un grupo de aldeanos, presentaron una lucha feroz, para proteger a un ser humano al cuál ya
lo consideraban como uno de sus miembros. Al final lograron atraparlo, y lo llevaron a la aldea para alimentarlo, ya que como mencioné en el párrafo anterior, el niño estaba en condiciones infrahumanas. Le dieron una serie de alimentos, que el niño no toleró. Estuvo enfermo durante tres días, y finalmente acabo expulsando una solitaria de casi 122 centímetros.
Más tarde, uno de los aldeanos lo identificó como John Ssebunya. Había desaparecido y se le creía muerto, después de que su padre asesinara a su madre en 1988, cuando él tenía unos tres años. El padre tenía antecedentes violentos y era alcohólico. Muchas de las personas de la aldea pensaron que el niño había huido de su violento padre, pero otros supusieron que el padre lo había abandonado en la selva porque lo creyó muerto.

Personalmente, elegí este caso para desarrollar, ya que me pareció muy interesante y a la vez de actualidad. La historia de aprendizaje del niño, va mucho más haya de los estudios realizados, que argumentan que un niño a cierta edad ya no es capaz de aprender un idioma con el que poder comunicarse con el resto de los seres humanos.

Ahora John, vive con sus padres adoptivos, que lo crían con paciencia y asiste a un colegio donde esta aprendiendo a leer, a escribir y a comunicarse mejor. Quizás, algún día el pequeño Tarzán pueda contarnos mas detalladamente y de una manera menos fantasiosa su gran experiencia en la selva.

1. Genie
En realidad se llamaba Susan M. Wiley. Como tardaba en hablar, un médico insinuó que podía ser ligeramente retardada, pues no habló hasta los 20 meses; esto cavó su fosa: su padre era un tanto inestable (más bien era un hijo puta estable en su hijoputez), que estaba depre desde que un canalla atropelló a su madre y se dio a la fuga. Clark, que así se llamaba el figura, pensó que, para proteger a la niña (porque pensaría que se la quitarían los servicios sociales), nada como encerrarla en su cuarto, atada a una silla y encerrándola por la noche en una jaula; también le soltaba unas guantadas de impresión cuando intentaba hablar; pegaba a su mujer, que estaba ciega por unas cataratas y un desprendimiento de retina y vigilaba pistola en mano a la mujer y al otro hijo para que no hablaran con Susan, que sólo recibía alimento, y sólo conocía las palabras stopit (para ya), nomore (más no) y no.
Cuando Susan tenía 13 años, el 4 de noviembre de 1970, Irene, su madre, consiguió huir con ella; acudió a pedir una ayuda social porque era ciega, y una trabajadora social descubrió a la niña; pensó que tendría siete años y sería autista, después de verla en su mundo y con pañales, y se le cayeron los palos del sombrajo cuando descubrió que tenía trece. La peor pesadilla de Clark, que para que no lo entrullaran prefirió suicidarse, se hizo realidad, y a la niña la llevaron a un hospital de Los Angeles. El sobrenombre de Genie se debía a que quien se lo puso la vio como un genio comprimido en una lámpara pugnando por salir.
No estaba totalmente perdida para la ciencia, pero por un lado la curiosidad humana y por otro lado el sistema de servicios sociales de California, cortaron el grifo al proyecto Genie, y no se dieron más avances. A los 18 años volvió a vivir con su madre, que se dio cuenta de lo difícil que era vivir con ella. También estuvo en diversos hogares de acogida, donde también sufrió maltrato. En la actualidad vive en un hogar para adultos en algún lugar de California. Habla, aunque, por su adquisición tardía del lenguaje, no tiene la misma pericia que alguien de su edad que no hubiera tenido esas obstrucciones…
2. Oxana Malaya
Esta chica ucraniana debe su situación actual a sus padres, alcohólicos e incapaces de cuidarla como es de recibo. Nacida en noviembre de 1983, vivía en una zona pauperizada en la que los perros salvajes campaban por sus respetos. Su padre la mandó a la caseta del perro que había detrás de su casa, y allí la criaron estos animales, de los que adquirió su comportamiento y maneras.
La encontraron en 1991, con ocho años de edad. Tenía serios problemas de comunicación, pues nunca había usado el lenguaje en un contexto social. Los expertos dudan de que pueda llegar a crear relaciones humanas estables y pueda llegar a sentirse parte de la comunidad humana.
Como curiosidad morbosa, se encontró con su padre, el mismo que la mandó a la caseta de perro; la niña buscó su afecto una vez lo encontró.
A día de hoy, vive en un hogar para discapacitados mentales, donde ayuda a cuidar las vacas en la granja de la clínica.

http://es.youtube.com/watch?v=qyqbnDjId7g

Otros casos de Niños Ferales

1. Genie
En realidad se llamaba Susan M. Wiley. Como tardaba en hablar, un médico insinuó que podía ser ligeramente retardada, pues no habló hasta los 20 meses; esto cavó su fosa: su padre era un tanto inestable (más bien era un hijo puta estable en su hijoputez), que estaba depre desde que un canalla atropelló a su madre y se dio a la fuga. Clark, que así se llamaba el figura, pensó que, para proteger a la niña (porque pensaría que se la quitarían los servicios sociales), nada como encerrarla en su cuarto, atada a una silla y encerrándola por la noche en una jaula; también le soltaba unas guantadas de impresión cuando intentaba hablar; pegaba a su mujer, que estaba ciega por unas cataratas y un desprendimiento de retina y vigilaba pistola en mano a la mujer y al otro hijo para que no hablaran con Susan, que sólo recibía alimento, y sólo conocía las palabras stopit (para ya), nomore (más no) y no.
Cuando Susan tenía 13 años, el 4 de noviembre de 1970, Irene, su madre, consiguió huir con ella; acudió a pedir una ayuda social porque era ciega, y una trabajadora social descubrió a la niña; pensó que tendría siete años y sería autista, después de verla en su mundo y con pañales, y se le cayeron los palos del sombrajo cuando descubrió que tenía trece. La peor pesadilla de Clark, que para que no lo entrullaran prefirió suicidarse, se hizo realidad, y a la niña la llevaron a un hospital de Los Angeles. El sobrenombre de Genie se debía a que quien se lo puso la vio como un genio comprimido en una lámpara pugnando por salir.
No estaba totalmente perdida para la ciencia, pero por un lado la curiosidad humana y por otro lado el sistema de servicios sociales de California, cortaron el grifo al proyecto Genie, y no se dieron más avances. A los 18 años volvió a vivir con su madre, que se dio cuenta de lo difícil que era vivir con ella. También estuvo en diversos hogares de acogida, donde también sufrió maltrato. En la actualidad vive en un hogar para adultos en algún lugar de California. Habla, aunque, por su adquisición tardía del lenguaje, no tiene la misma pericia que alguien de su edad que no hubiera tenido esas obstrucciones…
2. Oxana Malaya
Esta chica ucraniana debe su situación actual a sus padres, alcohólicos e incapaces de cuidarla como es de recibo. Nacida en noviembre de 1983, vivía en una zona pauperizada en la que los perros salvajes campaban por sus respetos. Su padre la mandó a la caseta del perro que había detrás de su casa, y allí la criaron estos animales, de los que adquirió su comportamiento y maneras.
La encontraron en 1991, con ocho años de edad. Tenía serios problemas de comunicación, pues nunca había usado el lenguaje en un contexto social. Los expertos dudan de que pueda llegar a crear relaciones humanas estables y pueda llegar a sentirse parte de la comunidad humana.
Como curiosidad morbosa, se encontró con su padre, el mismo que la mandó a la caseta de perro; la niña buscó su afecto una vez lo encontró.
A día de hoy, vive en un hogar para discapacitados mentales, donde ayuda a cuidar las vacas en la granja de la clínica.

Ficha de "El pequeño salvaje"

Dirección : François Truffaut
Guión : François Truffaut, Jean Gruault
Producción : Les Films du Carosse, Les Artistes Asocies
Musica : Antonio Vivaldi
Dirección musical :Antoine Duhamel.
Fotografía: Nestor Almendros
Interpretación Jean-Pierre Cargol - VictorFrançois Truffaut - Dr Jean ItardFrançoise Seigner - Madame GuerinJean Dasté - Professor Philippe PinelAnnie Miller - Madame LemeriClaude Miller - Monsieur LemeriPaul Villé - RemyNathan Miller - Baby LemeriMathieu Schiffman - MathieuLaura Truffaut - granjeraEva Truffaut – granjera
Sonido : René Levert.
Ayudante Dirección: Suzanne Schiffman
Script: Christine Pellé
Decorados: Jean Mandaroux.
Montaje: Agnès Guillemot, Yann Dedet.
Exteriores: Massif Central
Productor delegado: Marcel Berbert.
Director de producción: Claude Miller.
Duración: 83´

Basada en la biografía de Victor de Aveyron, recogida por el doctor Jean Itard, El pequeño salvaje narra la historia del niño feral. El muchacho fue encontrado en los bosques cercanos a Tolouse a finales del siglo XVIII por un grupo de cazadores a la edad de doce años y parecía haber vivido toda su vida como un animal. Era incapaz de hablar, y no respondía sino a los estímulos más básicos –el hambre, el cansancio.
El pequeño salvaje es internado en un colegio para sordomudos en París donde se le presenta como sujeto de experimentos científicos y sufre el maltrato y el rechazo de los que le rodean. Hasta que un prestigioso doctor, Jean Itard –interpretado por el propio Truffaut- decide acogerlo en su propia casa y hacerse cargo de su educación.
La película, ambientada alrededor de 1800, está grabada en blanco y negro al estilo de un documental. Trata especialmente el tema de la socialización –o de su ausencia- y del contraste entre la libertad de la vida en la naturaleza y la civilización.